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Minicuestionario: Christoph Flaskamp, de Tübinger

28 de octubre, 2010

Publicado en: Artículos Noticias Opinión

Minicuestionario a Christoph FlaskampDesde las consecuencias del terremoto hasta su gusto por buscar alianzas de cerveza con chocolate. Aquí, una breve radiografía a Christoph Flaskamp. Y en menos de tres minutos.

¿Cuál fue tu primer acercamiento con la cerveza?
Es una tradición en nuestra familia que se tome mucha cerveza, algo que me inculcó mi viejo desde chico. Ambos aprendimos a tomar y saborear la cerveza de verdad cuando nos fuimos a la Universidad de Tübingen (Alemania). Él en los años 50 y yo en los 80. En honor a eso, llamé a la cerveza Tübinger.

¿Por qué te decidiste a crear una cervecería?
Me picó el bicho cuando empecé a elaborar cerveza en la casa hace más de diez años y vi que había un mercado nuevo para conquistar. Cuando empezó el boom de las microcervecerías, en 2005, me decidí, profesionalizando los procesos que se han ido agrandando cada año.

¿Cuándo lanzaste tu primera cerveza?
En enero de 2007 lanzamos las tres primeras simultáneamente: Pale Ale, Red Ale y Brown Ale.

¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando piensas en cerveza?
El pueblo de Tübingen, donde estudié y tomé grandes cantidades de cerveza. ¡Ahora prefiero la calidad ante la cantidad!

¿Qué es lo que más te gusta de la cerveza?
Que te deje un gusto a más y te abra los sentidos o las percepciones: ves, oyes, hablas y te sientes mejor.

¿Cómo ves el gusto del consumidor nacional de cervezas?
Está mejorando, se está exigiendo más, pero aún falta bastante.

¿Te afectó el terremoto? Cómo?
Perdimos un estanque lleno de mil litros y tuvimos que llenar apurado el otro sin estar listo por la gran demanda. No lo haría otra vez, ya que la calidad no fue la misma.

¿Cuál es la cerveza más extraña/compleja que has probado?
Oaked Arrogant Bastard de Stone (San Diego, California). Increíble, un manjar difícil de comparar o superar, aunque en EE.UU. ahora hay miles de microcervecerías que hacen productos únicos e incomparables, de los que me falta la mayoría por probar. Ya están superando a las belgas en variedad y calidad.

Otra es la Shakespeare Stout de Rogue (Oregon). La pueden encontrar en el Bar El Irlandés de Valparaíso a un precio exorbitante, pero vale la pena.

¿Cuál es tu estilo favorito?
Depende de la ocasión: hefeweizen para un día de verano caluroso, strong dark ale para el frío, IPA para el aperitivo, red ale para pasta o pescado, brown ale o stout para carnes rojas o el postre. Para conversar, una pale ale en schop.

¿Cómo es la cerveza ideal?
La que te hace olvidar el entorno y mejorar todos los sentidos. Me ha pasado con algunas.

Recomiéndanos un maridaje extraño o uno que hayas descubierto por casualidad.
Desde hace tiempo me ha gustado combinar cerveza con un buen chocolate. Antes pensaban que estaba loco, pero ahora ya se ha vuelto más aceptable, sobretodo en la combinación con stouts. Y no me refiero a echar chocolate al mosto, soy contra esa tendencia.

¿Y un libro de cerveza?
The Beer Book, editado por Tim Hampson. Una guía muy reciente de la cerveza por el mundo, con más de mil 700 cervezas reseñadas, historias de las cervecerías más famosas y tours por regiones cerveceras como Praga, Bruselas, Bamberg y Oregon. ¡Sólo les faltó Chile! Se puede pedir por Amazon.com.

¿Qué le falta al mercado cervecero nacional? ¿O qué le sobra?
Falta una marca más compleja, más lupulizada (la IPA local tiene menos IBU que la pale ale más suave de EE.UU.), pero el mercado aún no está listo para eso. Le sobra lo que los gringos llaman «the fizzy yellow stuff», o sea, las lagers insípidas. Éstas siempre van a estar y está bien, pero ojalá que fueran menos marcas ofreciendo exactamente lo mismo.

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