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Así se sirve

13 de septiembre, 2010

Publicado en: Artículos Cultura Noticias

A pesar de su carácter más democrático y transversal –en comparación con vinos y destilados–, la cerveza es una bebida que también demanda un correcto servicio. Un rito que habla de temperaturas, posiciones y levaduras, todo en línea para apreciar a las birras como corresponde.

Espuma. Siempre preocuparse de dejar entre dos a tres dedos de espuma. Esto hace de tapón, previniendo la oxidación y manteniendo aromas. Para eso, y tampoco generar demasiada espuma, partir con el vaso inclinado a unos 45° y, sin tocar la botella, lentamente ir enderezándolo.



-Segunda fermentación.
Todas las cervezas con postfermentación exigen un trabajo aparte. Primero, siempre tenerlas verticales para que la levadura quede al fondo de la botella (ojalá un día antes de tomarlas). Y segundo, al servirlas ocupar sólo 4/5 del producto. Después, en un vaso aparte, verter el resto. Tomarlo depende de cada uno.



-¿Vasos, copas o botella?
Si la idea es catar y valorar las cervezas en su plenitud, usar copas. Permite apreciar su espuma, color y carbonatación, además de abrirse, exhibir sus cualidades y no traspasar nuestra temperatura al líquido. Para una situación más casual, un vaso es suficiente. ¿Directo de la botella? No lo recomendamos.

-Fechas.
Por si no sabían, las cervezas expiran. No todas, algunas de hecho tienen la capacidad de añejar durante años en botella (y en ese caso, la fecha escrita en el envase obedece al perfil con que el maestro cervecero quiere que su producto se consuma), pero como regla general: las artesanales vencen antes que las industriales y mientras más fresca, mejor.

-Congelar el vaso.
Salvo que haya un calor excesivo (algo raro en Chile), basta con tener la botella dentro del refrigerador. Al congelar el vaso, inevitablemente se formará hielo y eso, además de diluir la cerveza, rebajará el nivel de espuma. Igual que los restos de detergente, su peor enemigo.

-Temperatura.
No existen reglas universales, pero sí un marco elemental por el cual regirse: lagers a 5 °C, ales a 6 °C, stouts, negras y belgas desde 8 °C hasta 13 °C. Otro dato a considerar: la temperatura de un refrigerador es alrededor de los 5 °C y desde que se extrae, la cerveza comenzará a elevar su temperatura dependiendo de la época del año.

-Contaminación.
Aspecto desconocido para muchos y que, lamentablemente, también afecta a la cerveza. Dos maneras simples de reconocer un ejemplar contaminado: que al abrirlo, la espuma salga a borbotones, y que al tomarlo, la acidez esté al límite. O ambas juntas. Ahora ojo que en el primer caso, a pesar de perder su carbonatación, es posible que el sabor se mantenga. Pero una cerveza sin gas, mejor dejarla pasar.

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